domingo, 7 de octubre de 2012

Erasmus: Vuelta al ''cole'' a la milanesa

Mis primeros días de universidad en Milán.

El pasado lunes 1 de octubre empecé las clases en mi nueva facultad, la Carlo Bo. Ya la había visitado un par de veces desde que llegué a Milán a fin de formalizar mi estancia como estudiante Erasmus, pero aún no había entrado en contacto con la gente que allí me esperaba y evidentemente desconocía cómo se desarrollarían las clases (y todo en general).

Aquella mañana de lunes entré en la facultad y me abrí paso entre todos aquellos desconocidos de primero, segundo y tercero (aquí tienen lo que se conoce como laurea triennale: en Italia las carreras duran tres años, a diferencia de España, donde son de cuatro). Busqué mi aula y, al llegar, vi a algunos alumnos en la puerta. Les pregunté si aquella era la clase de terminologías técnicas en inglés y me senté con ellos. Desde el primer momento me cayeron muy bien y me sentí muy acogida. Es más, cuando por momentos entré en pánico al ver que tendría que saber definir en inglés una larga lista de empresas italianas y otros conceptos muy técnicos que hasta la fecha desconocía, una compañera me dijo que no me preocupase, que ellos me ayudarían si tenía algún problema. Al acabar aquella primera lección continué charlando con algunos de mis nuevos compañeros; incluso almorzamos juntos. Ellos eran Giulia, Matteo y Tommaso. Poco después también conocí a Noemi. ¡Qué simpáticos fueron todos conmigo!
El martes tuve una clase de literatura italiana contemporánea de buena mañana que rompió todos mis esquemas; ¡qué rematadamente difícil pinta! Tendré que leerme libros del ottocento y del novecento escritos en un italiano like a Sir; sí, textos que a duras penas un nativo logra entender. De todas formas, espero no tener ningún problema: sé que si me esfuerzo puedo conseguirlo (si ya he llegado hasta donde estoy, ¿por qué me voy a derrumbar con esto?). De momento ya he empezado a leerme el primer libro de la larga lista de obras que tendré que trabajar: Uno, nessuno e centomila de Luigi Pirandello. De momento (solo de momento) lo entiendo bastante bien. Después de esta clase intenté volver a casa, pero había huelga de metro y tuve que coger un bus y acto seguido un tranvía para acabar en la Piazza del Duomo. ¡Era imposible volver a casa! Comí allí y a las tres, cuando se reestableció el servicio, me volví a la universidad. ¡Menudo caos en el metro, no cabía ni un alfiler!


Aprovecho para enseñaros mi tarjeta electrónica de ATM, que en unos 15 días ya pude pasar a recogerla. Por ser estudiante o menor de 26 años, por 17€ al mes tienes acceso ilimitado a todos los transportes públicos de Milán. No tienes que introducir la tarjeta en la máquina; con pasar el bolso o el monedero ya te abre la puerta:
Eso sí, no sé por qué poco después de recogerla mi foto de carné empezó a borrarse, ¡y ahora no se me ve la cara! En fin, qué más dará...

Como os iba diciendo, aquel martes por la tarde tuve una clase de traducción del español al italiano (traducción inversa para mí); a pesar de ser una clase del primer año, el nivel era altísimo; tuve que traducir al italiano palabras y expresiones como ''acuciar'', ''investir'' y ''hacer hincapié'' (y encima sin diccionario). ¡Dios mío, que alguien me saque de aquí! Además, al ser nativa y parece ser que también la única Erasmus de la facultad (es pequeña, en total seremos unos 150 estudiantes) los profesores me preguntan muchas veces cómo se dice algo en castellano, o cómo lo definiría, y a veces es un ''¡tierra, trágame!'' en toda regla. El miércoles no tenía ninguna clase (aunque aproveché para ponerme al día con las tres asignaturas que hago a distancia), y el jueves solo tuve una clase de interpretación del español al italiano. En un principio también tenía una asignatura de psicología de la comunicación que escogí, pero desgraciadamente al final no podré hacerla porque pertenece al segundo semestre. ¡Lástima!

Pese a haber trabajado como intérprete de enlace en los torneos de fútbol, nunca había hecho una interpretación consecutiva con un bloc de notas en el que tenía que mezclar toda una serie de abreviaturas y dibujos para tomar nota de un discurso e interpretarlo. A pesar de que hay algunos símbolos de uso común (podría decirse ''internacionales''), en general son bastante personales; por ejemplo, la mayoría de alumnos representaba España con una E y un círculo, mientras que yo opté por hacerlo con una Ñ (typical Spanish). Al ser una asignatura en mi idioma no tengo problemas para entender el mensaje, en todo caso para tomar nota y explicarlo en italiano... Pero espero que vaya bien. El viernes tuve otra clase de terminología, pero esta vez en español, y la profesora me pidió que les explicase qué era una perra gorda (fuera de contexto puede sonar un tanto peculiar), una moneda antigua, pero tampoco avanzamos mucho.

A pesar de cursar solo cinco asignaturas presenciales (más las tres a distancia), creo que tendré faena para rato. ¡Madre mía, qué complicadas son prácticamente todas las asignaturas! Pero tengo la sensación de que a pesar de las dificultades podré llevarme el gato al agua. Solo tengo que confiar en mí misma y trabajar duro. ¿Lo haré? Espero que sí.

Tengo claro qué es lo que más me ha gustado de la facultad, y con diferencia: mis compañeros. ¡Son todos la mar de majos y abiertos! Pensaba que a pesar de ser bastante extrovertida tal vez tendría dificultades para hacer amigos, ya que al ser nueva en un sitio donde todo el mundo se conoce y ya tienen sus grupos no es que sea fácil, pero no ha sido así, sino todo lo contrario. La noche del jueves y la del viernes tuve el placer de compartir una velada de lo más divertida con todos ellos: el primer día fui con Giulia y Noemi a un restaurante oriental y a una cervecería, y el segundo, con ellas y con Matteo, Tommaso, Sarah y Bianca al centro social Leoncavallo. ¡Qué bien me lo pasé en ambas ocasiones! Ya tengo ganas de repetir.

Y hasta aquí, mi primera semana de clases. ¿Mejorable? ¡Yo diría que mejor imposible! :-)

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