lunes, 13 de septiembre de 2010

El porqué de Traducción e Interpretación

Nunca es fácil tomar una decisión. Bueno, ¡Depende de lo que se trate, claro! No es lo mismo salir con los amigos sin haber concretado antes dónde ir y decidirlo sobre la marcha, que estar haciendo 2º Bachillerato y tener que escoger la carrera universitaria que harás. Lo primero son decisiones instantáneas, poco importantes. Lo segundo tiene que ser premeditado durante largo tiempo... a no ser que quieras dirigirte a un más que posible y estrepitoso fracaso.

En entradas anteriores anuncié que tarde o temprano explicaría por qué escogí lo que escogí, y aquí estoy dispuesta a contarlo todo: la verdad... ¡Y nada más que la verdad!

Como todos sabréis, me he matriculado en el grado en Traducción e Interpretación de la Universitat Autònoma de Barcelona con los idiomas inglés e italiano. Pero la verdad es que no era la carrera de mis sueños: durante toda mi vida quise hacer periodismo, pero cada vez lo veía más negro y poco probable. Podría decirse que hasta el día en que pisé tanto la Facultad de Ciencias de la Comunicación como la de Traducción e Interpretación de la UAB para asistir a sus respectivas jornadas de puertas abiertas que tuvieron lugar en febrero, no lo vi claro. ¿Por qué? Los motivos son breves y concisos, así que haré una lista de aquellas cosas que me hicieron decepcionarme con periodismo y a su vez interesarme por traducción:

1- Me preocupaba la nota de corte. En periodismo era alta y se decía que con la nueva selectividad todavía podría crecer muchísimo más. Al final se ha quedado en un 9'4. Sin embargo, si en la selectividad hubiera puesto literatura catalana en la fase específica en lugar de la general, habría llegado. En traducción tampoco es que fuera especialmente baja, pero con las notas que tenía lo podía conseguir sin problemas. ¡Y así fue! Tenía un 9'126 y la nota fue de 7'382.

2- Muchos periodistas, pocos en activo. Exacto: muchos graduados, pero poco trabajo. Por mucho talento y cualidades que yo pudiera reunir y por mucho esfuerzo que dedicase, nadie me aseguraba nada.

3- La manipulación de los medios de comunicación. Es muy triste que tan sólo nos digan aquello que ellos quieren y como a ellos les parece en lugar de ofrecernos información neutral, veraz y sin subjetivizar ni al gusto de cada medio. Me siento muy impotente cuando escucho, leo y veo cosas que sin ser una experta (Por ejemplo, en el fútbol) sé que son falsas. No, yo no quiero formar parte de un circo así y nunca lo haré.

4- La prensa rosa. Parece que el futuro del periodismo pasa por esto, puesto que es lo que más horas ocupa en la pequeña pantalla y más programas hay dedicados a ello. Me parece patético, lamentable y muy triste que se priorice la vida de un torero o la de su ex pareja (¡Sobre todo la de su ex pareja, prffff, sin comentarios!) en lugar de las vidas de millones de personas que diariamente pierden la vida y que realmente sí que necesitan atención y ayuda.

5- Muchas asignaturas de historia en la carrera. Esto lo pude comprobar bien de cerca cuando fui a las puertas abiertas de la UAB. Soy una negada en historia y creo que siempre lo seré. Y si no recuerdo mal, 2 de las 6 asignaturas del primer curso eran de eso. Con esfuerzo y sacrificio todo se saca, pero yo ya estaba muy quemada con esa asignatura y no quería seguir malhiriendo una herida que en breve cicatrizaría.

6- Periodismo tiene muchas asignaturas tontas. ¡Que no sirven para nada! Historia por lo menos te da un amplio bagaje cultural y te sirve para entender el porqué de casi todo, pero por lo que me había contado gente que estaba estudiando esta carrera, hacían muchísimas cosas que no servían para nada. Y sí, como en la mayoría de las carreras, pero a mí no me apetecía perder el tiempo durante cuatro años más de mi vida.

7- Lo que más me gusta es la radio. Y en periodismo, como ya he dicho en el punto anterior, me hartaría a hacer muchas cosas que posteriormente no tendrían utilidad alguna. Sin embargo, cuando fui a la radio a entrevistar a periodistas deportivos ellos me dijeron que en realidad muchos no habían hecho la carrera, que en lugar de ello habían ido a un colegio de radio. Además me explicaron que (ya fuera casualidad o no), las prácticas de empresa que hacían los que iban a ese colegio de radio como los universitarios de periodismo les solían ir bastante mejor a los primeros. Seguramente, por la razón de que al haber hecho algo más específico salían mucho mejor preparados y ya tenían más experiencia.

8- Saber idiomas puede abrirte muchas puertas. Tenía y tengo un nivel de inglés bastante bueno que me gustaría conservar y seguir mejorando todavía mucho más. Así que si no hacía una carrera de idiomas, tarde o temprano me habría apuntado a una academia. Decidí, por lo tanto, que si no hacía periodismo me metería en filología inglesa o traducción e interpretación. Luego me acabé decantando por esta última, porque al acabar filología tendría que opositar y probablemente acabaría siendo profesora y ya está. No es un mal trabajo; de hecho, no me importaría ejercer de maestra en un futuro... ¡Pero yo quiero intentar llegar a otras cosas que a lo mejor me gustarán más!

9- Tenía ganas de aprender italiano. Quien me conoce sabe que adoro Italia y todo lo relacionado con ese país. Cuando descubrí que en Traducción e Interpretación podría estudiar dos idiomas y una de las posibilidades era la lengua de Dante, Petrarca y Boccaccio, empecé a interesarme todavía mucho más por esa carrera.

10- ¡Erasmus en Milán! Vi los diferentes programas que ofrecía Traducción e Interpretación para hacer en el extranjero y descubrí que Milán era una de las opciones. Los que me conocéis sabéis que es la ciudad de mis sueños, que cuando estuve allí hace dos años todo fue perfecto y en un futuro me sentiría muy cómoda viviendo allí, aunque sólo fuera durante un tiempo. Vivir en el extranjero siempre ha sido algo que he querido hacer, aunque tan sólo sea por una temporada. Y volviendo a los programas de la universidad, si no fuera en Milán también podría ser en Roma, Trieste, Bolonia o en diversas ciudades de Inglaterra y Estados Unidos que mi facultad ofrece, entre otras. Todo suena muy tentador, ¿¡A quién pretendo engañar!? Pero donde más me veo es en Milán, ya lo conozco bastante bien... y creo que es mejor irse a un sitio en el que ya has estado y conoces más o menos en lugar de lanzarse a una aventura totalmente desconocida y de la que te puedas arrepentir.


__

La aparición de estos diez puntos me hizo reflexionar y cambiar un poco mis planes. O por lo menos, mi estrategia. Dentro de una semana empezaré la carrera de Traducción e Interpretación, la cual si todo va bien tendrá una duración de cuatro años. Posteriormente, podría hacer algún máster o postgrado para enriquecer aún más mis conocimientos y ampliar mis estudios... o bien podría retomar mi sueño periodístico y hacer un curso de radio de una duración de dos años. Una cosa no tiene por qué quitar la otra...

Ahora mismo, no me planteo dónde me veo trabajando y dónde no. Sí, tengo mis aspiraciones, como cualquier mortal... no me importaría ser locutora de radio, guía turística, estar trabajando en un aeropuerto o un hotel, traducir noticias, ejercer de intérprete en una entrevista oral, ser profesora de inglés o de cualquier otra lengua... pero todo no es más que un futuro que podrá ser o no ser dependiendo de lo que haga ahora. Si me construyo un buen presente, podré llegar a cosas muy interesantes. Pero si pierdo el tiempo cavilando y filosofeando no voy bien. ¿Por qué ir deprisa y no pararse a contemplar la belleza del paisaje? Festina lente...


Aquí tenéis la vista aérea de la Universitat Autònoma de Barcelona. ¡Y con una flechita donde está mi facultad! Sobre la foto del principio de esta entrada, decir que la tomé cuando fui a las puertas abiertas de la universidad. Era un día lluvioso, como cuando hice la selectividad, como el día en que nací... ¡Parece que la lluvia siempre esté presente en los días más importantes de mi vida!


En tan sólo siete días, ¡Comienza la aventura...!

martes, 7 de septiembre de 2010

Vuelta al cole para unos, un día cualquiera para otros


Hoy martes 7 de septiembre la mayoría de niños españoles (y no tan niños) han empezado el colegio. De buena mañana me han despertado sus llantos y gritos mientras se dirigían a lo que en esas edades es lo más parecido a una cárcel, el colegio. Allí están retenidos en contra de su voluntad y no pueden salir hasta que no transcurre un cierto tiempo determinado. Sin embargo, gracias al colegio interactúan con otros como ellos y nacen los primeros vínculos afectivos. Amistades, enemistades, amores, desamores... viven tanto momentos de alegría como de inaguantable tensión. Momentos que poco a poco les llevarán a la madurez, estado al que unos se aproximarán antes que otros... o directamente ni alcanzarán.

Por otra parte, los niños no sólo harán amigos en el colegio, es más, evidentemente no van por este motivo sino que también adquirirán unos importantes conocimientos que de no ser por ellos su vida sería más complicada y fatídica. La tabla del ocho, leer un libro, qué hay más allá de nuestras fronteras, descubrir la belleza de La Tierra e incluso lo que existe fuera de ella...

Históricamente hablando (Uff, ¡Si mis profesores de historia vieran esto! Siempre fui un cero a la izquierda en esa asignatura, aunque debo admitir que me apasiona la Edad Antigua), no hace tanto tiempo que el hecho de que un niño vaya al colegio sea de sentido común. En el siglo XIX, con la llegada de la revolución industrial a Estados Unidos, el trabajo infantil se disparó y era aceptado por la sociedad en general. Si buscáis fotos en Google, podréis ver imágenes muy tristes e incluso desgarradoras. Desgraciadamente, a día de hoy todavía no se ha erradicado todo esto y en muchos países en vías de desarrollo (y no tan tercermundistas necesariamente, también urbanizados) existe la explotación infantil. Niños que no van a la escuela porque tienen que sacar adelante a su familia sea como sea. Criaturas que no conocen los dibujos animados, ni los juguetes, ni qué es compartir sonrisas con los suyos. A mí me da muchísima lástima todo esto, y creo que a cualquier persona civilizada también.

Los niños que van al colegio se quejan de lo pesadas que se hacen las clases, y es que estar encerrados atendiendo unas explicaciones aburridas en lugar de jugar o ver la televisión... no, no es una idea muy seductora. A mí también me pasaba... ¡A mí y a todos! No es hasta pasados unos cuantos años que te das cuenta de lo afortunado que eres y lo útil que ha sido todo lo que has ido aprendiendo. Y de repente, con dieciocho años o apunto de cumplirlos (como yo), te plantas en la universidad... o dondequiera que te lleve el corazón. ¡Cuánto tiempo has estado luchando para conseguirlo, cuánto esfuerzo has dedicado para llegar a ello! Ahora sí que sí, ¡Estudiarás lo que te gusta! Habladle de la posibilidad de ir a la universidad a un niño de seis años, a ver qué dice... pero no creo que le tiente mucho, es más, creo que su respuesta podría muy parecida a la de Lucía, una ''adorable'' niña que, cuando los medios le preguntaron qué quería ser de mayor, afirmó que le gustaría ser veterinaria. Y, sin pelos en la lengua, añadió: ''y mi mayor deseo siempre ha sido que el colegio sea destruído por una bomba de destrucción''... jajaja.

Una vez me dijeron una sencilla frase que capta la realidad como anillo al dedo: La vida es una escuela. Aunque hayamos finalizado nuestros estudios... nunca, nunca dejaremos de aprender. Y no, jamás nos iremos a la cama sin haber aprendido alguna cosa nueva. Aunque sea algo que aparentemente pueda parecer insignificante... es posible que más tarde le veamos su utilidad. Y sino, caerá donde habita el olvido... hasta que algo o alguien nos haga recordarlo.

Es el primer año que la ''vuelta al cole'' no me afecta. 2010 ha marcado el fin de mi etapa escolar y a su vez supondrá el inicio de una nueva, mi vida universitaria. El 20 de septiembre empezaré Traducción e Interpretación en la Universitat Autònoma de Barcelona. ¡Otro día os contaré por qué escogí esa carrera! Pero lo cierto es que hoy se me ha hecho un poco raro no haber ido al colegio, como el resto de años. Sin embargo, ahora sólo me queda esperar un poco y disfrutar de mis últimas semanas de libertad. ¡Oh, cómo echaré de menos la buena vida! Pero qué ganas tengo de aceptar y vivir este nuevo desafío...

lunes, 6 de septiembre de 2010

Descorchando la botella


¡Hola, bienvenido a mi blog! No sé cómo habrás llegado hasta aquí, tal vez eres un conocido mío y te apetecía hacerme una visita y dejarme alguna demanda... o bien me encontraste por casualidad mientras buscabas un alien de metro veinte o alguna historia para no dormir. ¡Quién sabe! En fin, sea como sea que has llegado a parar hasta aquí, tienes dos opciones: la primera y más rápida, darle a ese botón de arriba en forma de X y hacer ver que no has visto nada... o la segunda, más tentadora y altamente recomendada, que te pongas cómodo y te atrevas a dedicar unos minutos de tu vida a sumergirte un poco en mi mundo.

Me llamo Sara y, aunque siempre haya una primera vez para todo, no es mi primera vez por aquí. En el pasado tuve mi propio blog de fútbol, y a pesar de que inicialmente lo cogí con muchas ganas y lo actualizaba a diario... acabó cayendo en el olvido. ¿Por qué? Falta de tiempo y pereza, seguramente. No lo cerré porque me daba pena, así que ahí está por si alguien quiere echarle un vistazo.

Siguiente punto: ¿Qué podréis encontrar por aquí? La cuestión es más compleja de lo que parece, porque sinceramente... ni yo misma lo acabo de saber. ¿Qué tal si os cuento las ideas que me rondan por la cabeza y dentro de un tiempo comprobamos si las he seguido o si por el contrario esto ha tomado un rumbo diferente? Como nadie dice nada... ¡Aquí tenemos mis tentativas!:

1- Que sea un blog personal en el que escriba todo lo que me apetezca y se me pase por la cabeza en un momento determinado: Esta propuesta puede ser peligrosa dependiendo de la situación personal que esté viviendo el sujeto.

2- Que consista en un espacio en el que relate mi experiencia universitaria: Esta alternativa puede llegar a ser incluso más peligrosa y frustrante que la anterior, dependiendo de la situación académica que atraviese la susodicha.

3- Volver a hacer un blog de fútbol: Explicando noticias que Mundo Deportivo, Sport y La Gazzetta Dello Sport relatan y conocen mejor que yo.

''Un gran poder conlleva una gran responsabilidad'', decían en una película... ¿Spiderman? Oh, . Me tomaré la licencia de readaptar esta frase para decir: ''Un (gran) blog conlleva una gran responsabilidad''. Y con esto, me comprometo fervientemente a tomar las riendas de este nuevo proyecto que ojalá no acabe siendo un fracaso. A ver si haber empezado en día 6, mi número favorito, da algo de suerte. Sin embargo, la botella ya se ha descorchado. ¡Que comience la fiesta!