domingo, 26 de abril de 2015

La especialista de la manzana

¿Os acordáis de aquella vez que os empecé a contar mi vuelta a Milán en busca de trabajo? Nunca terminé de hacerlo, así que creo que ya va siendo hora.
Como iba diciendo, llegó un punto en el que empezaba a desesperarme, ya que llevaba ya un par de meses en la ciudad pero aún no había encontrado ningún trabajo, ni siquiera como camarera o como dependienta. Sin embargo, acabé teniendo suerte. Apple se puso en contacto conmigo para acudir a una primera entrevista dentro de un grande grupo (éramos unos 100 pero nos distribuyeron en unas cinco tandas de 20 personas más o menos), un par de semanas después me volvieron a escribir un e-mail para una segunda entrevista con otras cuatro personas y al final, al cabo de unos días, me llamaron para confirmarme que querían contratarme para una de sus tiendas. En Milán hay dos tienda de Apple, ambas en centros comerciales ubicadas a las afueras, una en el Carosello de Carugate y otra en el Fiordaliso de Rozzano. Acabé en la segunda. 
Como vivía en Abbiategrasso, un pueblo cuyos medios de transporte eran bastante escasos y a veces incluso llegaba a tardar hasta tres horas en volver a casa del trabajo, al final me cambié de hogar. Tuve suerte, pues encontré casa bastante cerca del centro comercial. En esta ocasión me mudé a una habitación que alquilaba una familia milanesa que habitaba en Gratosoglio, un barrio que debo admitir que no es que fuera muy bonito, con edificios altos y prefabricados como los del barrio de Bellvitge de L'Hospitalet, pero la zona donde estaba yo tampoco estaba mal, era bastante tranquila y estaba a menos de dos kilómetros del trabajo. Normalmente cogía el tranvía, que además empezaba su recorrido en Duomo (cómodo para ir al centro, y además no estaba muy lejos de la parada de metro Abbiategrasso -Piazza Abbiategrasso, nada que ver con el pueblo- de la línea verde), aunque más de una vez llegué a ir a pie o incluso en bici y no se hacía pesado.
Y sí, hubo un día que nevó. Pero ya os digo, fue solo un día en el que además tuve que trabajar, pero logré aprovecharlo y pude hacer algunas fotos.



En Apple desarrollé la labor de ''especialista''; vendía sus productos, atendía a los clientes tanto de forma presencial como al teléfono, les ayudaba a configurar sus productos... No tenía nada que ver con aquello que he estudiado, pero tengo que decir que aprendí muchísimo: al relacionarme con tantas personas diferentes mejoré muchas de mis habilidades personales, pero además tengo que decir que me lo pasé muy bien y fue un placer poder estar allí seis meses de mi vida con motivo de una fecha tan importante como la campaña de Navidad. También tengo que conocí a grandes personas allí y me llevé un recuerdo muy positivo (además de un par de 'cachivaches' más: un iPhone 6 y un iPad mini).

Las Campanadas en Milán. Retransmisión en directo desde Plaça Espanya, Barcelona.

Pasé la Navidad y fin de año en Milán en compañía de mi familia de ''adopción''; Angela, Marta y Guglielmo. De hecho, nos comimos las lentejas y el cotechino (una especie de embutido que se cuece) como es tradición allí en Nochevieja, pero también las uvas como toque hispánico para la celebración y algunos embutidos que traje de Barcelona la semana anterior. Como trabajé para las fiestas, no pude volver a casa para esas fechas tan concretas. Fue mi segundo Capodanno en Italia, ya que el 31 de mi Erasmus también lo pasé en Milán. ¿Volverá a suceder? ¡No digo que espero que miles de veces más porque es físicamente imposible, pero ojalá que sí!

Y qué bonita es Milán en Navidad...




Por cierto, ¿sabíais que La última cena se encuentra en Milán? Tengo que admitir que lo dejé casi para el final; no por falta de interés, sino que como sabía que para verla era necesario comprar las entradas con mucha antelación siempre lo había ido dejando, pero al final conseguí asistir. Me sorprendió porque dicho fresco se encuentra en una enorme pared dentro del refectorio del convento de Santa Maria delle Grazie y no me lo esperaba así en absoluto.


(No dejaban tomar fotografías, pero como ya sabéis en Internet todo se encuentra...).

Si os gusta el arte también os encantará la Pinacoteca di Brera, cuya entrada además es gratis cada domingo. Allí se encuentra uno de mis cuadros favoritos, El Beso de Francesco Hayez, una obra que este pintor italiano llevó a cabo en el año 1859.

Cuando terminó mi contrato en Apple acabé volviendo a Barcelona. Actualmente trabajo en una agencia de traducción de Barcelona pero ¿quién sabe? No descarto volver a Milán un día.