domingo, 4 de diciembre de 2011

En una vida (narración breve)

Hoy me apetece compartir con vosotros algo que escribí hace aproximadamente un año y medio, con motivo de la fiesta de Sant Jordi. Iba a 2º bachillerato, presenté esta historia en un concurso literario de mi colegio y gané un premio. ¿La clave del éxito? Lo tengo claro: Milán. Ambienté mi historia en esa maravillosa ciudad. Me inspiré mirando fotografías y recordando momentos que viví en las vacaciones de 2008, en las que tuve el placer de visitar tanto Milán como Venecia. Me enamoré de ambas ciudades. Sin embargo, Milán me pareció un lugar perfecto donde vivir. Por eso me inspira tanto. Por eso, en cierto modo, le dediqué una historia. No será una historia fascinante, es una más... pero la escribí con mucha ilusión. Desde entonces que he caído en un gran vacío existencial y no me veo capaz de escribir una narración mejor. Necesito ayuda, inspiración... un ''muso'', tal vez. A modo de ilustración, he decidido añadir algunas fotografías que tomé durante mi viaje. Las he retocado un poco con Pixlr-o-matic, Adobe Photoshop y/o PhotoScape. Espero que os gusten.

En fin. Sin más preámbulos, aquí la tenéis. ¡Se aceptan críticas!


En una vida


Su cuerpo reposaba lánguidamente entre las sábanas blancas. Estaba despierta, pero no tenía ganas de levantarse. Quería quedarse así, en cuclillas, abrazando su cojín mientras transcurría la jornada matinal. Cada día le pesaba más, frecuentemente sentía una fuerte carga sobre sus hombros que le hastiaba. Se lavó la cara con agua fresca y se dio cuenta de que aquellas pequeñas arrugas que ahora estaban dibujadas en su rostro no las había visto anteriormente. ‘‘¡Los años no perdonan, Elisabetta!’’ exclamó. Y de repente se dio cuenta de que había vuelto a usar aquel nombre para referirse a ella. Elisabetta Veraldi, un nombre con el que había llegado a la cima y que más tarde cayó en el olvido.

Elisabetta o Laura Di Maria había estado llena de complejos desde siempre. Incluso cuando decidió cambiar su nombre de pila cuando un director de cine norteamericano se interesó en ella después de verla interpretar en el Teatro Alla Scala de Milán, su ciudad natal, uno de los clásicos que a ella más le gustaban: Antígona. Incluso aquel gran día que marcó el fin de un ciclo y el comienzo de otra etapa de su vida, aquella inolvidable noche en la que escuchó aquellos pequeños golpes en la puerta de su camerino para anunciarle una de las mejores noticias que había recibido jamás… incluso entonces, no sabía quererse a sí misma. Se sentía amada, respetada, codiciada e incluso envidiada. Pero le faltaba lo más importante: el amor. Estaba obsesionada con encontrar el hombre de su vida, lo buscaba, creía haberlo encontrado y lo perdía.

Tomó una taza de café, se vistió con lo primero que seleccionó del armario y salió a dar un paseo por la ciudad que la vio nacer y sumirse en tantas victorias y fracasos. Recorría el centro de Milán buscando la belleza en la cotidianidad del paisaje. Se introdujo en la Piazza Duomo y durante unos minutos observó absorta la colosal catedral, saboreando la delicia visual que tenía ante sus ojos. Le gustaba su magnitud y su infinidad de detalles, pero lo que más le llamaba la atención era aquella Madonnina policromada que parecía que observase el horizonte desde lo más alto. Para ella simbolizaba la más pura libertad de espíritu y a su vez le hacía notar cierta autoridad sobre los que transitaban aquella plaza llena de historia. Acto seguido entró en la Galería Víctor Manuel II, lugar poco frecuentado por ella en los últimos años de su vida. Descubrió que no había cambiado considerablemente, las tiendas más tradicionales seguían haciendo negocio junto a otras incorporaciones que aterrizaron posteriormente. Recorrió con la mirada toda aquella calle techada con una enorme cúpula que a su vez albergaba bellas representaciones artísticas. Miró una a una todas aquellas encantadoras tiendas, desde las más prestigiosas hasta los pequeños comercios de souvenirs. Y entonces una pequeña lágrima recorrió su rostro.


De nuevo tuvo ante sus ojos aquella pastelería a la que acudió a almorzar durante tantos años en compañía de Valentina, su pequeña. La recordó tan intensamente que por un momento sintió como si todavía siguiera junto a ella, rememoró aquella diminuta criatura de cabellos de oro lacios y ojos almendrados que tanto se le parecía. De hecho, todo el mundo le decía que madre e hija eran la misma fotografía tomada en diferentes épocas. Cierto que Elisabetta Veraldi no era partidaria de comer muchos dulces y quería que su hija creciera con un cuerpo esbelto para que posteriormente pudiera incorporarse en el mundo del séptimo arte y gozar del mismo reconocimiento, pero aquello se trataba de mucho más que un simple almuerzo. Era reunirse con su hija tras pasar un tiempo determinado fuera de casa y del país, recuperar la fuerza que perdía después de cada rodaje, regalarle a su hija pequeñas delicias que ella disfrutaba con todos los sentidos mientras la chiquilla le regalaba divertidas imágenes, hundía sus deditos en aquellos dulces pasteles que acostumbraban a ser de chocolate, de fresa o de naranja para después relamerlos apetitosamente. Y cuando veía a su madre reír, ella reía todavía más. ‘‘Mamá, no quiero verte triste’’, le decía siempre. Pero Laura Di Maria, entonces Elisabetta Veraldi, no había tenido una vida fácil.


Entró en la pastelería y volvió a comprar una pequeña delicia después de tantos años. Mientras el joven que la atendía envolvía minuciosamente el pastelito, miró a su alrededor. Observó aquellos mostradores contenedores de una gran variedad de confitería, cinco lujosas lámparas de cristal que colgaban del techo y varios jarrones de cerámica que acogían orquídeas y cañas de bambú. Aquella combinación clásica y exótica tan distintiva dotaba de singularidad al establecimiento. Una vez pagó salió de allí y siguió caminando hasta llegar a la otra punta de la galería, que conducía a la Piazza della scala, donde se encontraba aquel teatro que un día ella hizo suyo. Donde aprendió a triunfar en la vida y donde conoció a aquel efímero amor que dio como fruto a la única hija que tuvo. A menudo ella se preguntaba qué habría sido de aquel hombre que un día le prometió cuidarla para siempre y que de repente empezó a malvivir, pasándose los días de bar en bar y más tarde agrediéndola. Pero más allá del dolor moral y físico, lo que más le dolía era que su pequeña tuviera que presenciarlo. Cuando sucedían todas aquellas crueldades cogía a su niña y se la llevaba con ella a casa de una gran amiga que ahora acababa de hacer dos años que había fallecido. Allí estaban a salvo. Pero la noticia saltó a los medios y él fue encarcelado. Nunca volvió a saber nada de aquel amor fallido que le regaló al ser al que más amor le había volcado.

La actriz llegó a comprender que no había nada más grande que el amor maternal. Las relaciones pueden romperse, dejando heridas profundas en las personas, a menudo irreparables, pero el afecto hacia alguien que era carne de la propia carne era inmedible. A pesar de la bonita relación que mantenían aquella madre y aquella hija, todo fue deteriorándose con el inquebrantable paso de los años. Los problemas comenzaron cuando Valentina cumplió los trece años y empezó a desobedecer a su madre. No quería acatar sus normas y quería saber dónde estaba su padre para irse con él. Ella le decía que eso no era posible, que su papá había estado muchos años en la cárcel y que desde entonces no se sabía nada de él. Y su hija no la creía, gritaba histéricamente que mentía, que ella se creía superior al resto por su profesión. Discutían por todo, ya podía ser por la manera de vestir, porque la adolescente no quería dedicarse a lo mismo que su madre o bien porque ya no era una niña para ir comiendo pastelitos con una madre que según ella no era moderna. Pero un trágico día sucedió algo inesperado y enormemente doloroso: el barco en el que viajaba su hija con sus compañeros de escuela con destino a Barcelona se había hundido y cinco estudiantes perdieron la vida, entre ellos su hija. A diferencia de los otros cuatro cuerpos que fueron encontrados, nunca llegó a descubrirse qué fue de Valentina. La muerte de su única hija fue el puñetazo más doloroso que jamás había recibido, no podía compararse a ningún otro tipo de dolencia, por muy fuertes que pudieran haber llegado a ser las agresiones de su marido.

Después del gran golpe no quiso escuchar más ofertas profesionales, las cuales cada vez ya se habían visto más reducidas. Los medios anunciaban que su momento de esplendor había terminado y que había que dar paso a futuras estrellas que gozaban de mayor juventud y entusiasmo. Ya había perdido la fama por completo, nadie la reconocía por la calle, pero alguna vez había notado cómo todavía alguna persona de considerable edad la observaba atentamente sin mediar palabra.

Entró en su casa y deshizo el envoltorio del pastelito. Lo sostuvo un momento entre sus manos y a continuación empezó a comerlo despacio hasta acabarlo. Ya podía dar todo por terminado. Se asomó al balcón de su casa, con la conciencia tranquila de dejar el mundo habiéndose despedido correctamente de éste, recorriendo sus lugares preferidos y rememorando aquellos buenos momentos con su hija. Por fin iba a terminar todo, aquella pena y aquel dolor acumulado, la soledad de aquellos últimos años de su vida en la que había permanecido errante, sin pena ni gloria y que desaparecería por completo cuando madre e hija volverían a reunirse.

Antes de cerrar los ojos por última vez, observó la calle, con sus gentes que paseaban alegremente y que nada sabían de lo que estaba a punto de suceder. Y de repente, ella. ¿O era un espejismo?

Laura empezó a temblar desconcertada. Entre toda aquella gente que circulaba por la calle vio a una chica de unos treinta años de edad que deambulaba errabunda de un lado para otro, preguntando a los viandantes mientras gesticulaba. Y empezó a pensar que seguramente era una locura concebir la idea que comenzaba a tener en mente, pero decidió pararlo todo y salir deprisa a la calle, tal vez todavía no era demasiado tarde. Bajó los escalones de dos en dos y al salir de la portería tropezó con la chica que andaba buscando. Estuvieron mirándose largo tiempo la una a la otra y la joven suspiró: ‘‘mamá…’’. Y ambas se fundieron en un cálido abrazo después de tantos años de incertidumbre. Sabían que durante los siguientes días tendrían muchas cosas de las que hablar.

jueves, 1 de diciembre de 2011

Si las paredes hablasen...

... nos dirían que ''nos quieren''.


Todos necesitamos que de vez en cuando nos recuerden que somos queridos. Lamentablemente, es una costumbre que cada vez se está perdiendo más. El término ''te quiero'' tiende a decirse a la ligera, y acostumbra a evitarse cuando más se necesita. El orgullo y la timidez son cualidades más fuertes que nuestra propia determinación. Los sentimientos verdaderos han muerto. En los tiempos que corren, todo es banal.

No obstante, me gustó mucho poder tomar esta foto. El ''graffiti'' en cuestión se encuentra en uno de los muros de la UAB, al bajar las escaleras. Sí, muy cerca del ferrocarril. Ya hace meses que está ahí. Pero ayer, por fin, parece ser que alguien se dignó a contestar a su autor, cuya identidad permanece en el anonimato.

-Te quiero.
-No sé quién eres, ¡pero muchas gracias! ¡Hoy lo necesitaba!

Y ahí queda la cosa. Desconozco si terminarán conociéndose, pero no me importa. No soy tan entrometida ni ñoña.

Sí. Todos necesitamos que de vez en cuando nos recuerden que significamos algo en la vida de aquellos que forman parte de nuestro entorno más cercano...

jueves, 20 de octubre de 2011

Estreno de La Voz Dormida en la UAB

Hoy he tenido el placer de poder asistir al preestreno gratuito de ''La Voz Dormida'' en el cine de la UAB. Es una película que me ha sorprendido e impactado de principio a fin y que merece que desde aquí os la recomiende.

Sé que muchos de vosotros seréis reacios a ver películas españolas (yo misma quiero pensar que no lo soy, pero a veces es inevitable). Sin embargo, os aseguro que este film os gustará tanto o incluso más que a mí. Este drama de Warner Bros. Pictures, dirigido por Benito Zambrano y basado en la novela de Dulce Chacón, está ambientado en la época de la posguerra, en la Madrid de los años 40, y nos muestra el hastío que vivieron las mujeres republicanas que se encontraban en prisión. Una de ellas, Hortensia, espera un bebé. Su hermana Pepita, oriunda de Córdoba, viaja hasta la capital para estar junto a ella e intentar que Hortensia salga de la prisión y que su bebé no acabe en un orfanato.

Esta película es un homenaje a todas las mujeres que durante aquel periodo lucharon por sus derechos y su libertad. A pesar de que el argumento pueda ser ficticio, nos muestra de primera mano todo el sufrimiento que tantas personas inocentes tuvieron que soportar en ese periodo tan doloroso de la historia de España. Si sois mínimamente sensibles, os aseguro que acabaréis llorando (o con ganas de ello) y os quedaréis sin palabras.

Definitivamente, La Voz Dormida se merece un diez sobre diez. Estoy muy contenta de que el cine español haya sido capaz de producir una película así.

Os dejo con el tráiler, aunque para mí es un pelín flojo:


lunes, 17 de octubre de 2011

International Suit Up Day at FTI - October 13, 2011


El pasado jueves 13 de octubre tuvo lugar el ''International Suit Up Day'', o lo que es lo mismo, ''el Día de ponerte traje''. Este evento, que ya llevará un par de años celebrándose, tiene lugar en toda una retahíla de lugares y países. Estados Unidos, cómo no, es siempre uno de los principales exponentes y pioneros de tal celebración. Para esta ocasión, en la Facultad de Traducción e Interpretación de la UAB no quisimos ser menos y también montamos nuestro propio ''festín''.

El ''culpable'' (o ''culpables'') de todo
Si veis la serie How I Met Your Mother (''Cómo Conocí a Vuestra Madre''), probablemente ya sabréis de qué va la cosa. Y si no la véis, posiblemente no le encontréis la lógica. Más allá de ser un homenaje a Barney Stinson, un divertido personaje que encarna el actor Neil Patrick Harris, es un movimiento juvenil en el que se promueve que todos los integrantes de un ámbito concreto (una universidad, por ejemplo) vistan con traje en ese día marcado en el calendario. En el caso de no poseer dicha vestimenta, también se acepta un vestido, una camisa o cualquier cosa que aporte formalidad al aspecto del individuo.

Gracias a la comunicación mediante las redes sociales como Facebook y al entusiasmo de los estudiantes, el International Suit Up Day 2011 fue todo un éxito en mi facultad, y se logró un número considerable de participantes. ¿Queréis ver alguna foto? ¡Os ilustro con unas cuantas de las muchísimas que se hicieron! Fue ''legendario'' ;-)

(¡Clic para ampliar!)

miércoles, 5 de octubre de 2011

El violinista de los ferrocarriles


Hoy, después de casi un año, he vuelto a ver al famoso "violinista de los ferrocarriles''. ¿O debería decir mejor ''el violinista de los transportes públicos''?

Esta tarde, mientras volvía de la universidad en un tren de Cercanías, un hombre de unos cincuenta años de edad entró en el vagón acarreando un carrito. Debajo del brazo, oprimiéndolo contra el corazón, llevaba la flor que rutinariamente le proporcionaba un pequeño fruto, suficiente para poder subsistir: un violín. Lo sostuvo con amor y delicadeza y dejó que aquella melodía brotara de las cuerdas. La misma melodía mágica de hacía un año. Era él, ¡había vuelto! Tras un largo periodo sin tener noticias suyas, allí estaba de nuevo. No cabía duda. De hecho, ya me había resultado familiar cuando lo vi entrar. ¡Por fin!

De repente, todos los estruendos ferroviarios desaparecieron. Poco a poco, todo el vagón empezó a deshacerse de sus auriculares y demás aparatos electrónicos. En su lugar, nació aquella preciosa pieza musical. Era una melodía única, incomparable. Aquel buen hombre, que tan concentrado estaba en su labor, denotaba un aspecto débil, indefenso y tan cansado de transitar de vagón en vagón. Su canción era intensa, delicada, suave. Era una pieza viva; por un momento, lograba abstraerte a tu propio mundo interior. La sensación experimentada conseguía hacerme olvidar que me encontraba volviendo de un insignificante día de universidad.

Aquella maravillosa melodía estaba a punto de llegar a su fin. Al unísono, los pasajeros empezaron a revisar sus respectivos monederos en busca de una pequeña muestra de agradecimiento y compasión por aquel humilde hombre. Me alegraba tanto de volver a verlo que yo también debía contribuir a la causa (a pesar de haberlo hecho ya anteriormente, meses atrás). Le pregunté si antes había estado también en los ferrocarriles, a lo que obviamente me contestó que sí. Y con la alegría del momento, le dije ''¡Ya te había visto muchas veces por allí!''. Su sonrisa fue mayúscula, me dio las gracias y cruzó la puerta para cambiarse de vagón.

Tal vez no somos conscientes de ello, pero diariamente tenemos ante nosotros a seres humanos con un grandísimo talento artístico, como es el caso de este señor. Desgraciadamente, parece que la suerte es un bien limitado a unos pocos y violentamente escaso. Aunque nunca llegues a leer esto, quiero darte las gracias por regalarme esos minutos musicales tan agradables.

Volveré a verte, ¿amable y extraño Violinista?

Nota: Al acabar de redactar esta entrada, me di cuenta de que faltaba ilustrarlo un poco. Cual fue mi sorpresa, que googleé algo como ''violinist train'' y ¡uno de los primeros resultados en imágenes era ÉL! Para darle crédito a la imagen en cuestión (No quisiera que pudiera parecer que me apropio de material que no es mío), cito el blog y lo enlazo aquí mismo con la sección correspondiente: ''Barcelona Daily Photo''. :)

miércoles, 28 de septiembre de 2011

Una imagen mental que haga sonreír


''Queda prohibido practicar estos senderos sin evocar una imagen mental que haga sonreír''. Graffiti que encontramos en el campus de la UAB, en el camino a la Renfe.

domingo, 25 de septiembre de 2011

Forever Young

Ayer por la noche, con motivo de las fiestas de Barcelona de la Mercè, tuve el placer de poder asistir al musical ''Forever Young'', dirigido por el carismático grupo ''Tricicle'' y actualmente representado en el Teatro Poliorama de Barcelona.

Resultaron ser una hora y 45 minutos (Aproximadamente) llenos de diversión, buena música y unánimes aplausos.

La puesta en escena toma lugar en una residencia ocupada por un pintoresco grupo de seis ancianos, cada uno con su propio estilo e inquietudes. Además, también estarán acompañados de una desesperanzadora y chabacana enfermera que siempre les tratará como si se encontraran en la última página de la historia de sus vidas. Sin embargo, ellos saben que no es así, que todavía les queda mucho por vivir. Que a pesar de que físicamente envejezcan y que la mobilidad corporal pueda verse entorpecida, limitada e indispuesta a grandes trotes, ellos siempre serán ''forever young''. ¡Y así nos lo demuestran! Con un espíritu rockero, altanero y muy fresco que revoluciona toda la esfera teatral y que rompe con el concepto de los musicales convencionales.

En efecto, el formato de ''Forever Young'' es totalmente innovador, con una puesta en escena excelente gracias al magnífico trabajo de todo el reparto y la dirección, y mediante un lenguaje ameno, directo y adaptado a los tiempos actuales. La lista de canciones seleccionadas para dicha obra, además, consisten en todo un acierto. La mayoría son popularmente conocidas, con lo cual logran que todo el público coree a viva voz, aplauda las melodías que ya conoce y que disfrute de la experiencia aún más.

''Forever young'' es una obra para todos los públicos. Grandes, pequeños, medianos. Todo el mundo puede disfrutar y sentirse identificado con esta obra. Es un canto a la libertad, a ser uno mismo, a resistir ante las imposiciones y a rebelarse ante ellas. Y, sobre todo, a la eterna juventud. Porque mala hierba nunca muere.

Es, sin duda, otra gran obra maestra del Tricicle. Y es que viniendo de ellos, no podía ser de otra manera.

jueves, 15 de septiembre de 2011

Recordando a Laika




Hoy me apetece recordar con vosotros al primer ser vivo que viajó de La Tierra al espacio exterior, la perrita Laika. Una intrépida viajera que el 3 de noviembre de 1957 se subió a bordo de la nave de la URSS Sputnik 2, un mes después de que el satélite Sputnik 1 se pusiera en órbita. En el momento de dicho lanzamiento, Laika pesaba unos 6 kg y tenía 3 años de edad.

Desafortunadamente, este entrañable animal murió entre cinco y siete horas después de que se produjera el lanzamiento. Las causas de su muerte no fueron conocidas hasta décadas después, concretamente en 2002. Se dice que probablemente su fallecimiento se debió a una combinación del estrés sufrido y el sobrecalientamiento que, tal vez, fue ocasionado por un desperfecto del sistema de control térmico de la nave.

A pesar de que Laika no consiguió volver con vida de su viaje, su experiencia sirvió para dejar patente que es posible que un organismo vivo soporte las condiciones de microgravedad, hecho que animó a intentar la participación humana en otros vuelos espaciales. Después de Laika, la Unión Soviética envió al espacio otros 12 perros, de los cuales sólo 5 consiguieron llegar con vida de vuelta a La Tierra.

Desde aquí quiero rendirle homenaje a esta pequeña exploradora de cuatro patas, porque demostró ser toda una heroína. Y lo haré además añadiendo dos videos. En el primero, arriba, tenéis el videoclip de la versión vocal de un gran tema minimal del deejay danés Trentemøller, acompañado de la voz de Ane Trolle. En dicho video podéis ver una recreación de lo que podría haber sido perfectamente la vida de Laika. Y aquí, abajo, la canción que Mecano hizo para ella, acompañado de muchas imágenes.




Más información, aquí.

jueves, 18 de agosto de 2011

Vivir no es solo respirar...

... y malvivir no es vivir.

Si no eres capaz de ser feliz con lo que tienes, déjalo. Si es que sí pero no de esa manera, cámbialo. Si no te sientes respetado, álzate y reivindica tus derechos. Si quieres algo que no tienes, lucha por conseguirlo. Si no te sientes a gusto donde estás, márchate.

Sea cual sea tu situación, si realmente sientes que necesitas un cambio, ármate de valor y ponlo en práctica. Nunca, nunca es tarde para volver a comenzar. Y recuerda: no estás solo. Nadie lo está.

He metido en mi maleta todas las cosas que necesitaré de ahora en adelante. Lo que quede fuera, no tendrá más remedio que pasar a mejor vida. Sin embargo, todas esas cosas que han quedado obsoletas, tiempo atrás consiguieron que me sintiera mejor. Por lo tanto, que ya no sigan conmigo no significa que pretenda ni que vaya a olvidarlas. Gracias a ellas, soy lo hoy soy.

Au revoir...


© Fotografía: Louis Vuitton.

jueves, 4 de agosto de 2011

París me recibe (¡Y el Tour de Francia también!)

Por fin me pongo manos a la obra y os relato algo que ya llevaba algunas semanas de retraso, y es que por falta de tiempo no lo he podido exponer en su debido momento...

Como algunos de vosotros ya sabréis, del 21 al 25 de julio estuve en París. A pesar de que ya hacía muchos años que quería haber ido, todavía no había tenido la oportunidad. ¿Y qué puedo decir? Fue una experiencia maravillosa, inolvidable. ¡Ya tengo ganas de volver!

A pesar de la lluvia, que me acompañó durante prácticamente toda mi estancia (Salvo el último día), me sentí muy bien por aquellas tierras galas. Me resulta algo difícil destacar qué fue lo que más me impactó, pues me gustó mucho todo lo que pude ver. Pero con un poco de esfuerzo y, sin ánimo de caer en los tópicos, creo que me quedo con la Torre Eiffel y el Museo del Louvre. ¡Me fascinaron!

Otros sitios por los que también pasé y que me gustaron fueron los Campos Elíseos y sus diversas tiendas, como concesionarios de coches en los que en la planta de abajo hallabas lo que suele encontrarse en un concesionario normal, pero que si subías una planta más arriba te encontrabas con un pub (¡Cómprate un coche y a continuación tómate un cubata para celebrarlo sin salir del concesionario!), la pastelería de lujo Ladurée (en la que tuve la oportunidad de saborear sus magníficos macarons), etcétera.

Dejando a un lado los Campos Elíseos, también puedo destacar la Iglesia de la Madeleine, el Panteón, la Ópera, la Columna Vendôme (Copia de la Columna de Trajano), las Galerías Lafayette, los Jardines de Luxemburgo, el Moulin Rouge, el Chinatown parisino (Por unos instantes, parecía que te hubieras transportado al lejano oriente. Incluso el McDonald's de allí tenía el cartel escrito en caracteres chinos), el rincón de los artistas de Montmartre y su cementerio, la Basílica del Sagrado Corazón, el Café de Los Dos Molinos (Donde se rodaron algunas escenas de la película Amélie), una Réplica de la Estatua de la Libertad, la Columna de Julio en la Plaza de la Bastilla, el Ayuntamiento de París (en el que además pude entrar a visitar una exposición temporal gratuita llamada ''París en el tiempo de los impresionistas'' y que me gustó mucho, ya que allí pude encontrar magníficas obras de artistas tales como Van Gogh, Manet, Degas, Renoir, Rembrandt, Gauguin e incluso Santiago Rusiñol).

También visité la zona del Pompidou, y me divertí con la extravagante y original Fuente Stravinsky. Además, también pasé por la Catedral de Notre Dame y el Palacio de Versalles, pero no pude subir ni entrar respectivamente, ya que las colas eran infinitas. ¡Qué locura! Espero que haya más suerte para la próxima. He de destacar, además, zonas no tan conocidas por los turistas como Bercy Village y Mouffetard, ideales para salir a tomar algo y pasarlo bien.


Ya que he destacado el Louvre y la Torre Eiffel, me gustaría hacer más hincapié en ambos. Sobre el Louvre, debo decir que de entrada ya me lo esperaba grande y variopinto, pero incluso logró superar mis expectativas en cuanto a majestuosidad y belleza. Era tan grande que, pese a pasar más de dos horas dentro, no conseguí poder verlo entero. Algunas obras que me gustaría destacar son todo el arte grecorromano que encontré allí (¡Me encantaron todas aquellas esculturas y apenas me dejé alguna por fotografiar!), la escultura ''Eros y Psique'' de Canova, los cuadros ''Juramento de los Horacios'' y ''Leónidas en las Termópilas'' de Jacques-Louis David, ''La Libertad guiando al pueblo'' de Eugène Delacroix (Tal vez ''Viva La Vida'' para los fans de Coldplay), La Gioconda (O ''Mona Lisa'', como prefiráis llamarle) de Da Vinci (Aclamada y buscada por todos los visitantes del museo y protegida por un grueso cristal y a la que no te podías acercar a más de cinco metros mínimo), etcétera. Desgraciadamente, no recuerdo el nombre de muchos.

Sobre la Torre Eiffel, subí a pie hasta el segundo piso. Después, ya no me quedaron más fuerzas (Acarreaba conmigo el cansancio acumulado de días atrás) y preferí no subir hasta arriba del todo, ya que además estaba a punto de llover y hacía algo de viento. Es más, cuando subía las escaleras tenía la sensación de que todo se tambaleaba un poco... ¡Y no me gustaba nada esa sensación! Pero me encantó poder estar allí y observar París desde tanta altura. Es, sin ninguna duda, una obra arquitectónica maravillosa.


Estos eran los primeros del pelotón. En teoría, el vencedor era uno de los que vestían con un maillot rojo... pero no consigo indentificarlo.

Mi penúltimo día en París tuvo un aliciente añadido con la última etapa del Tour de Francia. Resulta que el pelotón iba a pasar justamente por la calle donde me alojé, en Ivry-sur-Seine, y pude vivirlo en directo. Lamentablemente, los ciclistas pasaron a gran velocidad y no pude identificar ninguna cara conocida (Alberto Contador y ''para de contar'', ya que no estoy muy puesta en el mundo ciclista), pero fue, sin duda, muy emocionante poder estar allí, rodeada de gente de diversas nacionalidades (Cabe destacar la presencia de portugueses, ondeando sus banderas aquí y allá) y animando al pelotón en su camino hacia los Campos Elíseos. Una vez ya habían pasado todos, subí a casa y continué viéndolo por televisión hasta la llegada a la meta. El vencedor resultó ser Cadel Evans, un australiano de 34 años. ¡Enhorabuena al campeón!
También me hizo mucha gracia poder ir de tapeo por bares españoles que se encontraban cerca de la Bastilla. Y una de las cosas que me hicieron mucha gracia dentro del bar en el que entré, además de la horrible música de la talla de los ''iluminados'' y ''espléndidos'' (Nótese mi evidente ironía) Andy & Lucas (Aunque te dejaban poner lo que quisieras, y rápidamente lo cambiamos por artistas algo mejores como Manolo García y Miguel Bosé), las banderas de españa y las bufandas conmemorando la victoria de ''la roja'' en el Mundial de 2010, fueron las ''patatas bravas'' que nos sirvieron. Parecía una ensaladilla rusa revuelta con patatas, creando una masa amorfa de comida difícil de identificar a simple vista. En el gusto, sin embargo, resultaron ser patatuelas con alioli. Y estaban ricas.

Como es posible que más de uno se haya quedado con las ganas de poder ver las patatas de las que hablo, aquí las tenéis:


¿''Typical Spanish'' o desastre total?


Y creo que por ahora eso es todo, amigos. Como habréis podido comprobar, me encantó París y no me importaría volver dentro de poco tiempo. Desde aquí quisiera dar las gracias también a mi familia parisina que me acogió allí, ya que en todo momento me sentí como si estuviera en mi propia casa, el trato que recibí fue excelente y me lo pasé a lo grande en su compañía.

Ah, ¡Sabía que me olvidaba algo! Como hispanohablante y estudiante de inglés e italiano, me gustaría daros un consejo: Si vais a París, ¡Ni se os ocurra hablar en inglés! Prácticamente nadie sabe, me atrevería a decir que en ese aspecto están incluso peor que en España (Pero debo admitir que nos llevan años de ventaja en muchos otros...). Y cuando digo que no lo conocen, me refiero a que ni lo chapurrean, que la oración más simple que se os pueda ocurrir probablemente no la entenderán. Ese fue mi error del primer día, intentar comunicarme en inglés. Sin embargo, cambié el chip enseguida, intenté hacer uso de mi rudimentario francés (Adquirido durante dos años de bachillerato, y oxidado por el triste hecho de no practicarlo jamás) y las cosas fueron a mejor... Es más, qué curioso que en el metro, cuando daban la información en más de un idioma o te encontrabas ante indicaciones multilingües, lo más frecuente era que fueran en italiano o en español.


lunes, 1 de agosto de 2011

Recordando a Amy Winehouse

Aunque ya haga más de una semana que nos dejaste, no puedo permitirme dejar pasar por alto lo que te sucedió. Esta entrada que escribiré dentro de mi modesto y humilde blog seguramente se quedará corta, pero cada línea que te dedique será desde el corazón. Y sí, sé que es imposible que lo vayas a leer, pero esta es mi manera de rendirte homenaje y de respaldarte ante todo aquel que ose ofenderte, ahora que desgraciadamente ya no puedes defenderte.

El pasado 23 de julio, el mundo recibía tu prematura muerte. A pesar de que se diga que tal desenlace era de esperar, yo siempre confié en que podrías superar tus excesos y adicciones, que era absurdo pensar que tú, como desafortunadamente otros también hicieron, nos dejarías con 27 añitos.

Poco tiempo atrás había leído que estabas mejor, que te iba muy bien con tu nueva pareja y que teníais grandes planes de futuro en común. Me alegraba ver que por fin parecía ser que habías superado lo de tu ex marido Blake, y que con ello tus adicciones acabarían menguando, ya que como él mismo confesó a los medios alguna vez (Y como todos tus admiradores sabemos), fue él quien te arrastró al horrible mundo de la drogadicción y posteriormente te dejó tirada.

No querría culparle a él ni a nadie de tu muerte, ni quisiera tampoco meterme en un embrollo. Pero ¿Y si esa persona nunca hubiera aparecido en tu vida? Probablemente las cosas habrían sido muy diferentes, y seguramente aún seguirías estando con nosotros... En fin, dejemos a un lado todo esto. Eso sí: si no lo digo, reviento. Porque una persona es dueña de sus acciones, pero el amor es un monstruo que a menudo nos nubla los cinco sentidos y nos hace actuar de manera totalmente irracional. Y cuando queremos rectificar nuestros errores y volver a empezar, ya es demasiado tarde. No quiero justificar tu actitud, pero intento comprender el porqué.

Dejando por fin a un lado todas las conjeturas que me vienen a la mente, sólo me queda decir que nos ha abandonado una voz genuina, única e irrepetible. Sé que en estos últimos tiempos han aparecido otras mujeres de las que se dice que suenan prácticamente como tú... pero yo creo que no es del todo cierto, que cada una tiene su estilo característico y que, a pesar de las posibles similitudes, nunca llegarán a conseguir todos los méritos y éxitos que tú lograste con trabajo y esfuerzo, entre los que destacan seis Grammy y toda una retahíla de originales y profundas canciones con las que más de uno puede llegar a sentirse identificado. No quiero restar importancia a estas otras artistas, ya que yo también las escucho y me gustan mucho. Pero sería un error olvidar a una diva que ya no está con nosotros por la simple aparición de sus ''herederas''. De momento, estas son Dionne Bromfield, Duffy y Adele.


El tiempo dirá qué consigue cosechar cada una de ellas. Personalmente, espero que tengan suerte y que no cometan ningún error que las lleve al abismo. Sería una verdadera lástima tener que volver a sufrir una pérdida así, tan temprano, sin haber llegado ni siquiera a los 30 años. ¿Qué tendrán los 27? No es la primera vez que artistas talentosos a la par de controvertidos nos dejan con esa edad. Ejemplos de este extraño suceso son Kurt Cobain, Jim Morrison, Jimi Hendrix, Janis Joplin, Brian Jones... y seguro que me dejo alguno más. Macabra casualidad...

Por último, y a modo de despedida, me gustaría pedirte, Amy, que descanses en paz. Ahora que quién sabe dónde estarás, espero que no sufras más. Y a la gente le pediría una sola cosa: que nos quedemos con lo bueno de esta artista, que ha sido mucho.

Porque tu música ha significado mucho para mí, y nunca te olvidaré. Hasta siempre...


Una joven Amy Winehouse, disfrazada de Minnie Mouse.


PD: Esta es mi canción favorita...


martes, 12 de julio de 2011

Un domingo cualquiera

Salió a la calle como cualquier otro domingo por la mañana, intentando estar relajada y pensando que tenía el día libre, pero con toda una retahíla de preocupaciones en la cabeza porque al día siguiente ya sería lunes otra vez. ¡Malditos lunes! Los odiaba con todas sus fuerzas. Marcaban el inicio de la rutina y el fin de la diversión que proporcionaban los fines de semana. ¿Diversión? Hacía tiempo que Beatrice había olvidado qué era divertirse. Pasaba los días de fiesta sola, encerrada en su habitación. Ni siquiera recordaba si tenía el teléfono móvil encendido o apagado. Total, ¿Quién se iba a molestar en llamarla?

En realidad, había recibido algunas llamadas en los últimos días, pero nada intrascendente. Mamá, que le preguntaba qué tal todo en el trabajo; su padre, que intentaba sin éxito recuperar la relación con ella por enésima vez; Annika, la única persona a la que parecía importarle mínimamente; y una compañía telefónica que había contactado con ella en hora intempestiva y que lo único que logró captar fue un grito furibundo. ¿A quién se le ocurría despertarla cuando recién había conciliado el sueño?

Su gato, Balk, era su única compañía. Pocos días después de mudarse a aquella obsoleta y solitaria casa, mientras caminaba por el silencioso y agreste bosque que rodeaba su nuevo hogar, lo encontró por el camino, moribundo y tiritando de frío. Tenía ante sus pies a una pequeña bola de pelo negra, que apenas tendría una semana de vida. Se encontraba indefensa y hambrienta, y con una esperanza de vida nula si nada sucedía inmediatamente. Beatrice no sabía qué hacer, pero jamás se habría perdonado abandonar a su suerte a aquel diminuto felino. Se agachó e intentó cogerlo, pero el pequeño se hizo un paso atrás. ''No tengas miedo'', le susurró, acompañado de una tímida sonrisa. El pequeño le contestó con un leve maullido, el primero que emitía desde que se habían encontrado. Se quitó la bufanda que llevaba en aquel momento, envolvió al animal, que se quedó hecho un ovillo al sentir el contacto con la suave lana acariciando su fino y todavía escaso pelo, y lo recogió en su regazo. Al llegar a casa corrió a la nevera, sin perder de vista al pequeño bebé, que permanecía inmóvil en el sofá y todavía acomodado en aquella cálida lana escocesa. Lo alimentó como pudo, con un poco de leche que ella misma intentó suministrarle con una cucharilla. Repitió la operación tres veces durante varios días y poco a poco comprobó cómo el pequeño iba haciendo buena cara y aspecto. De hecho, crecía a un ritmo vertiginoso.

Aquel domingo por la mañana el sol brillaba altivo y con soberbia, algo que en aquel recóndito lugar no solía ocurrir con demasiada frecuencia. La nieve, amontonada en los bancos y puentes y esparcida por las cubiertas de las casas, empezaba a deshacerse con celeridad. Beatrice adivinó (Y acertó) Que al día siguiente el frío habitual regresaría y que la nieve volvería a golpear con fuerza contra los cristales y todo aquello que se encontrara en el exterior. Así era el clima que podía respirarse habitualmente por aquellas tierras nórdicas: frío, nevoso, austero. Sin embargo, todos aquellos parajes gozaban de una belleza incomparable e invitaban a perderse en ellos.



Era un domingo soleado, pero era un domingo cualquiera. Todo seguía igual, y difícilmente lograría que las cosas cambiaran ni siquiera ligeramente...


domingo, 12 de junio de 2011

Conferencia de Francesc Parcerisas

Aquí os dejo con el resumen de otra conferencia muy interesante a la que tuve el placer de poder asistir este año.

Conferencia de Francesc Parcerisas – ‘‘Un anillo para traducirlos a todos’’.

Facultad de Traducción e Interpretación, Universidad Autónoma de Barcelona, 9 de marzo de 2011). Idioma: Catalán.

Francesc Parcerisas, profesor del departamento de la Facultad de Traducción e Interpretación de la Universidad Autónoma de Barcelona, realizó la traducción de la obra de J. R. R. Tolkien al catalán. En el año 78, con la aparición de las lecturas en catalán, hubo editoriales que crearon colecciones. ‘‘La Magrana’’ solicitó al señor Parcerisas la traducción de El Hobbit, libro que él ya había leído. Le dedicó su tiempo y realizó el encargo satisfactoriamente. Allá por el año 86, volvió a traducir otra obra de J. R. R. Tolkien. En este caso, El señor de los anillos. El libro ya había tenido mucho éxito en castellano, y él mismo fue quien en tres años tuvo lista la traducción al catalán. Necesitó tiempo, puesto que compaginaba su labor como traductor con la docencia en un instituto de secundaria.



Desde el punto de vista de la traducción, no solo teniendo en cuenta el tiempo, la agencia editorial le facilitó un texto que no había visto nunca. Se trataba de un folleto que el mismo Tolkien había escrito dirigiéndose a los traductores, y que aclaraba dudas sobre aspectos terminológicos, haciendo hincapié en las lenguas germánicas y escandinavas. Algunas de las instrucciones que se citaban hacían referencia a cómo debían traducirse los nombres propios de personas y lugares, con la finalidad de que tuvieran sentido en la lengua de llegada. En este documento se podían ver dichos criterios, pero era complicado decidir cómo traducir a una lengua románica ciertos aspectos. Ante este problema, Francesc Parcerisas hizo fichas con todos los nombres propios y escribió en ellas las diferentes opciones que barajaba. Además, el traductor apostó por realizar un trabajo fiel a la tradición y la cultura de la lengua catalana. En el caso del apellido ‘‘Butterbur’’, por ejemplo, ya que los catalanes no usaban tanto la mantequilla, él recurrió a la cebada y a las olivas (‘‘ordi’’, ‘‘oliu’’). A continuación, utilizó un libro de apellidos catalanes y buscó apellidos que tuvieran una raíz similar. Finalmente, ese determinado personaje pasó a llamarse ‘‘Ordi Oliu’’. Otro de los problemas con los que se encontró el traductor fue la traducción del pronombre personal ‘‘you’’, ya que había diferentes rangos entre personajes y había que respetarlos. Así pues, aquellos que pertenecían a una clase más elevada eran tratados de ‘‘vós’’ o ‘‘vostè’’. Sin embargo, necesitó realizar una guía para anotar el trato correspondiente de cada personaje. Por ejemplo, como los Orcos eran vulgares siempre eran tratados de tú, pero en cambio Gandalf, que tenía una posición superior a la de todos, era tratado de ‘‘vós’’. Otro problema hallado durante la traducción de esta obra fueron los dialectos. ¿Cómo se podría hacer notar que un personaje, por ejemplo, era irlandés? ¿Sería correcto hacerle hablar en mallorquín? Ante este conflicto, decidió pincelar el lenguaje de dichos personajes para que se notase un poco, pero sin exagerar. Por ejemplo, empleó vocablos como ‘‘meues’’, ‘‘naltros’’ o ‘‘aqueix’’. Además, también se tuvieron que traducir las canciones de este libro intentando que tuvieran métrica, aunque se perdiera la rima. Pero lo más importante era que realmente pudieran sonar como una canción. Asimismo, se tradujeron las runas mediante un diccionario rúnico de fonemas. Las herramientas utilizadas durante el proceso de traducción de El señor de los anillos fueron una máquina de escribir electrónica Olivetti 3000, el diccionario Middle Earth Dictionary y un atlas llamado Journeys of Frodo. En el caso del atlas, resultó de gran utilidad para marcar dónde se encontraban los personajes y recordar el nombre que se le había dado a cada lugar.


Respecto a otras traducciones de esta misma obra, Francesc Parcerisas comentó que en el caso de la versión holandesa se realizó muy pronto y con poco cuidado. En cuanto se hizo popular, recibió un gran número de críticas. Por lo tanto, llegó a hacerse una versión alternativa que se decidió no publicar para no violar derechos de autor. Sin embargo, al cabo de unos años se realizó una corrección y se introdujeron todas las modificaciones adecuadas. Respecto a la traducción al ruso, se realizaron unas diez versiones diferentes. En el caso de la primera, publicada en la época de la Unión Soviética, los traductores tenían miedo de que no pudiera difundirse porque era una historia de fantasía y no querían que se establecieran comparaciones entre tal narración y la historia real, con hechos tan dramáticos como la Guerra Fría y los campos de concentración. Ante tal miedo, decidieron inventar que se trataba de un libro dentro de otro libro. Esta invención consistía en que un grupo de científicos, químicos y lingüistas crearon una historia de ciencia ficción. Los científicos descubrían un anillo de un material que tenía una memoria muy grande, del cual salía El Señor de los Anillos. Esta versión nunca llegó a publicarse, pero llegó a circular.

A diferencia de sus hijos, los cuales han publicado diversas obras, Tolkien fue un autor poco prolífico, si bien consagrado. Además, en un principio los editores de su obra pensaron que no tendría éxito, pero finalmente se ganó mucho dinero.


© Ilustraciones de John Howe.

Conferencia de Joaquim Maria Puyal en la UAB

Hace ya algunos meses, el periodista deportivo Joaquim Maria Puyal realizó una conferencia en la Facultad de Comunicación de mi universidad. Como me habían encargado para la asignatura de Traducción que hiciera unos resúmenes de unas conferencias (del tema que yo quisiera), asistí con mucho gusto a este evento, ya que me encanta el periodismo (ya sea deportivo o de otros ámbitos) y este locutor en concreto. Ahora que ya hace algún tiempo que entregué este trabajo, lo publico aquí, como un escrito más.

Conferencia de Joaquim Maria Puyal – ‘‘Cómo retransmitir un partido de fútbol’’. (Facultad de Comunicación, Universidad Autónoma de Barcelona, 23 de marzo de 2011). Idioma: Catalán.

Joaquim Maria Puyal es un mediático periodista deportivo radiofónico con una larga y reconocida trayectoria a sus espaldas. Actualmente desempeña su labor en Catalunya Ràdio. Además, recientemente ha publicado un libro, Aicnàlubma (‘‘Ambulancia’’ al revés), en el cual reflexiona sobre la sociedad y los medios de comunicación y realiza propuestas para la nueva televisión. En su conferencia, dirigida principalmente a los estudiantes universitarios de periodismo y comunicación audiovisual, refirió algunos buenos consejos para lograr una retransmisión deportiva satisfactoria.

Puyal declaró que un profesional siempre es partidista, no existe nadie que no lo sea. A pesar de esto, nunca deben decirse mentiras favoreciendo al propio equipo. El emisor de un mensaje, además, tiene que tener la voluntad de que el público le entienda. Para no perder el control del discurso, se necesita un emisor profesional, el cual pueda ponerse en el lugar del receptor y que pueda valorar lo que tiene que decir.

Uno de los elementos que tienen que controlarse durante el discurso es la pausa. Si se es capaz de dominarla y controlar el discurso, se es un emisor competente que dice las cosas que quiere como debe. Este también debe ser capaz de recuperar el hilo del discurso. Dentro del cual encontramos el instrumento fundamental: la lengua. Esta no puede sacralizarse, ya que no es sagrada. Pero no debe maltratarse bajo ningún concepto. Otra clave de la comunicación es la capacidad de sorpresa, a la gente no le interesa un programa que sea aburrido y demasiado predecible. Un mecanismo frecuente son los cómplices: gente del público que manifiesta su opinión e ideas y personas no presentes a las que se hace referencia por algún motivo determinado.


Un mismo partido se retransmite por diversas emisoras. El argumento siempre será el mismo (quién juega, quién gana…), todo el mundo obedece la ley de explicar la realidad. La diferencia está en la mirada, tanto en la parte descriptiva como en la valorativa. Según el periodista, ‘‘La mirada viste el relato’’. Cuando se escoge el tono, mirada o gesto, se recurre a recursos personales. Los instrumentos comunicativos como una cámara tienen que tener un punto de sensibilidad adecuado para el mensaje.

Puyal confiesa que alguna vez pensó que una retransmisión debía ser como quería el narrador. Sin embargo, cada uno tiene su personalidad y un estilo, pero existen una serie de connotaciones imprescindibles, las cuales son:

  1. Una transmisión tiene que ser narrativa. Los jugadores y los árbitros dan un relato que se explica mediante un buen dominio de la lengua y los elementos asociados a esta: capacidad de explicar con palabras el conjunto de situaciones a explicar.
  2. Debe ser interpretativa. Un profesional puede alegrarse o entristecerse, pero sin deformar la realidad. El periodista tiene un compromiso con la estética, e independientemente de su gran implicación personal no se le autoriza perder la distancia narrativa: el hecho de formar parte no le permite mentir.
  3. Aspecto valorativo. Aporta la crítica y los conocimientos básicos técnicos que nos permitan juzgar. Un locutor puede animar a la gente e intentar predecir lo que puede suceder, de esta manera logrará un discurso más agradable y atractivo.


La función periodística es global. No se puede desconectar del mundo, si ocurre algo importante debe comunicarse. Además, el locutor debe incorporar la emoción del sentimiento. Si realmente se encuentra delante de un gran acontecimiento, no puede ser frío ni limitarse a una labor técnica. Asimismo, no se pueden decir cosas que uno mismo no cree. El profesional tiene un ‘‘compromiso con la subjetiva honradez’’. Puyal indica que es algo a lo que hay que aspirar en la vida. Este periodista manifiesta que su trabajo se realiza con pasión y esfuerzo y que tiene lugar desde tiempos inmemorables, independientemente de la tecnología. Los seres humanos siempre estamos comunicándonos. Sin embargo, afirma que la comunicación está muy amenazada actualmente, las habilidades comunicativas y los instrumentos como la lengua y la capacidad expresiva deberían ser mejores. Además, según Puyal existe un ‘‘gran enemigo’’, la mentira. Lo es tanto para los profesionales como para los receptores. Y es que es algo que a veces cuesta detectar. Asimismo, cree que la idea mediática del éxito es una idea social, los profesionales no tienen por qué ser felices ni estar del todo de acuerdo con lo que hacen a pesar de dar una imagen determinada. Cada individuo trabaja donde puede, donde se le permite. Joaquim Maria Puyal concluye afirmando que ‘‘vivir es creer en las cosas ajustados a nuestras propias convicciones’’.


Y ahora, os dejo con un par de vídeos en los que podréis escuchar algunos de los momentos más míticos de la trayectoria de este gran profesional:



Narración de 1985 del penalty del Valladolid que Urruti, portero del FC Barcelona en aquella época, logró parar. Gracias a esta hazaña, el FC Barcelona ganó la liga en aquel momento.



Gol de Iniesta en la vuelta de la semifinal de la Champions League de 2009 en la que se enfrentaron Barça y Chelsea. Dicho tanto daba el pase a la final al club blaugrana. Narrado por Joaquim Maria Puyal. (Siento no poder adjuntar el vídeo correctamente, parece ser que es por motivos de copyright... Si hacéis clic en la imagen, podréis escucharlo).