viernes, 5 de febrero de 2016

‘‘Mi habitación es mi laboratorio: soy biohacker’’

José Huerto Moreda, biohacker.

SARA FERNÁNDEZ CARMONA - BARCELONA

¿Es posible producir alcohol de 96º, cultivos in vitro de levaduras o clonar plantas en casa? Todos estos experimentos no parecen un reto para José Huerto Moreda (L’Hospitalet de Llobregat, 1992), un intrépido estudiante de Química Industrial apasionado por el biohacking que pasa su día a día en su habitación, completamente rediseñada como laboratorio por él mismo, donde además de dormir también realiza nuevos experimentos y construye máquinas con objetos cotidianos y herramientas de todo tipo. Una pasión que comenzó realizando a escondidas pero que acabó convirtiéndose en su mayor hobby, por el que lucha día a día para que pueda convertirse en su futura profesión.

Hoy José nos abre las puertas de su laboratorio personal para contarnos todos los secretos del biohacking, qué es exactamente la biología ‘‘Do It Yourself’’ y cómo podemos sumarnos a la comunidad de biohackers.


¿En qué consiste el biohacking?

El biohacking es un movimiento que trata de hacer biología “Do It Yourself” (DIY), es decir, ‘‘hazlo tú mismo’’. No hace falta un laboratorio lleno de instrumentos caros para poder investigar o para disfrutar de la biología; cuando conoces cómo funcionan estos instrumentos, puedes construir réplicas y utilizarlas para llevar a cabo tus proyectos ─siempre dentro de unos límites, claro─. Esto es el biohacking.

Entonces, ¿no hacen falta muchos recursos?

Esto depende de cada uno. Todo depende de los equipos que se quieran hacer, de las prácticas que se quieran llevar a cabo, y de si las cosas salen bien a la primera o no funcionan como deberían y tienes que probar otros elementos. Y por supuesto la calidad deseada es un factor importantísimo, aunque sí que es cierto que por norma general los equipos hechos por uno mismo son muchísimo más económicos que los equipos comprados y además los haces como tú quieres, de forma que se adaptan exactamente a lo que necesitas.

¿Qué materiales utilizas?

Casi todos los equipos que se construyen necesitan un “cerebro’’; en otras palabras, algo similar a un pequeño ordenador que los controle. Por ejemplo, existe una placa de circuito electrónico llamada Arduino que es como un pequeño ordenador de muy bajo coste al cual se le pueden conectar sensores de temperatura, presión, motores, leds, relés… ¡Arduino está presente en casi todos mis proyectos! Pero no basta solo con esto; como materiales en sí predominan la madera, el metacrilato o el plástico de las impresoras 3D, que ahora están tan de moda, pero que también son de gran ayuda para el biohacker, como también las cortadoras láser. Discurriendo durante largas horas cómo hacer algo en concreto también se descubren muchos usos poco habituales para muchísimos elementos comunes destinados a otro fin, como por ejemplo ventiladores de ordenador, imanes de nevera, prensaestopas para cajas de telefonía o calentadores de pecera.

Arduino UNO, Protoboard, pantallas LCD con módulo I2C, motor NEMA17, Arduino Pro Mini y cables de conexión: materiales para construir equipos de laboratorio DIY.


¿Qué es un makerspace?

Es el paraíso del biohacker y de todo maker, es decir, de todo aquel al que le guste realizar cosas de diversa índole con sus propias manos, alguien a quien le guste crear o combinar máquinas y trabajar con materiales como la madera. En pocas palabras, es alguien a quien le gusta construir. Un makerspace es un lugar donde los makers se juntan y donde disponen de todo tipo de herramientas y maquinaria ─sierras, taladros, destornilladores, pistolas de pegamento caliente, impresoras 3D y cortadoras láser─ para llevar a cabo sus proyectos. Son como grandes talleres compartidos donde tenerlo todo y donde puedes encontrar gente con tus mismas inquietudes. ¡Resulta muy interesante ver los proyectos de los demás y poder compartir opiniones o inquietudes!

¿Cómo empezaste a interesarte por este mundo?

Cuando era muy pequeño tuve el privilegio de ver el proceso de destilación del vino en mi pueblo. Todavía recuerdo esa ilusión que me generó ver cómo el vino salía convertido en un líquido transparente; recuerdo el fuego, el olor dulzón y el gran y reluciente alambique de cobre. Me fui de allí sabiendo que algún día yo también destilaría. Pasados muchos años, leí en ForoCoches.com cómo realizar una fermentación en casa y no lo dudé, era lo que había estado esperando tanto tiempo. Empecé fermentando agua con azúcar y levadura en tuppers debajo de mi cama, a escondidas de mis padres, pero quería ir un paso más allá: ¡quería destilar! Investigué mucho sobre el proceso de destilación hasta que lo entendí. Después de muchos ─muchísimos, en realidad─ diseños, construí mi primer destilador funcional y ya era demasiado grande como para ocultarlo. Mi inquietud por el proceso de fabricación del alcohol se expandió y me descubrió una gran inquietud por la biología y la química. A partir de aquí, no he parado de construir máquinas para llevar a cabo experimentos químicos y biológicos e incluso he cambiado mi rumbo profesional: he pasado de estudiar Informática a Química industrial.

Cultivo in vitro de levadura. Biohacking 'in progress'.

¿Fue entonces cuando descubriste que eras biohacker?

Eso fue hace dos años, en la jornada de las NOVUM de Barcelona. No solo asistí a una clase introductoria de Arduino ─juraría que la dieron alumnos de la UPF─, la cual supuso mi primer contacto con estas placas de circuito electrónico, sino que además pude participar en un taller de gastronomía genómica, en el que realizamos distintos ensayos con diferentes tipos de miel. Hablando con el organizador, él me hizo descubrir el término biohacker, lo cual me llevó a buscar biohackers en Barcelona, pero no había. Cuando al año siguiente vi que había un grupo de biohackers en el NOVUM, DIYBio BCN, no me lo podía creer; busqué establecer el contacto con ellos antes de que se realizase la actividad. Me invitaron a colaborar con ellos y fue a partir de entonces y hasta hoy que tenemos muchos proyectos en mente, un laboratorio común donde reunirnos y donde puedo aprender todo lo que ellos quieran enseñarme.

¿Te encuentras realizando algún proyecto en la actualidad? Si es así, ¿en qué consiste?

Sí, de hecho estoy metido en demasiadas cosas a la vez. He conseguido unificar uno de mis proyectos personales con el crédito de síntesis del ciclo de Química Industrial que estoy estudiando. ¡A mis compañeros les ha encantado mi propuesta! Consta de una fermentación a partir de aspergillus oryzae ─un hongo usado en cocina japonesa que en las condiciones apropiadas puede descomponer los azúcares complejos y convertirlos en azúcares simples─ y levadura común, que puede emplear los azúcares simples para producir alcohol. Después, con este fermentado realizaremos una rectificación en continuo con un sistema de control totalmente automatizado que mediante 4 bombas peristálticas que ya estoy construyendo introduzca y extraiga líquido del sistema en función de la temperatura. Y todo controlado por Arduino. Todavía no he trabajado nunca con aspergillus oryzae ni con procesos en continuo, por lo que estoy muy emocionado. Por otro lado hace tiempo que tengo pendiente criogenizar levaduras utilizando glicerina. Todavía me estoy documentando sobre cómo hacer esto correctamente y sobre todo ver cómo detectar contaminaciones.

¿Qué piensan de ello tus padres?

Al principio era un horror, ahora están encantados porque ven lo feliz que me hace. Me paso el día construyendo o experimentando con mis cacharros, así que ahora ya saben lo importante que es para mí.

¿Cuál es el experimento más difícil que has llegado a hacer?

Con equipos realizados por mí, he podido hacer cultivos in vitro de levaduras, clonación de plantas en agar o producir alcohol de 96º, por poner algunos ejemplos, pero no se puede decir que sean complicados una vez tienes los equipos montados; lo que sí que es imprescindible es una higiene máxima en todo, ya que si no los experimentos no salen. Y hay que cuidar especialmente esta higiene cuando tu laboratorio es también tu habitación, donde duermes y pasas largas horas.

¿Cómo podemos adentrarnos en la materia si no somos expertos en biología?


Poco a poco y con muchas ganas. Cuando comencé no tenía ni idea de biología, química ni electrónica, los que considero los tres pilares fundamentales del biohacking. Fijarse en pequeños proyectos, pequeñas metas que alcanzar o replicar experimentos que ya hayan hecho otros es un muy buen camino para investigar y comenzar a aprender, pero hay que usar mucho Google. Si de verdad te gusta un proyecto siempre te lleva a otro y nunca se acaban tus ganas de saber sobre algo o de ver ‘‘qué pasaría si…’’. Eso sí, es imprescindible buscar los riesgos que tiene lo que quieres hacer. Porque como todo en la vida hay riesgos, ¡y muchos!

¿Por qué recomendarías el biohacking?

Porque despierta inquietudes, mantiene la mente activa, ayuda a aprender sobre diversos temas dispares y te capacita para hacer cosas cada vez más complicadas. Y por supuesto, ¡da muchísima satisfacción cuando las cosas salen bien y sabes que todo eso lo has hecho tú!

Como colofón, hemos tenido el placer de asistir a una pequeña clase de biohacking en la que hemos aprendido a cultivar levadura de la mano de nuestro experto, José Huerto:

1 comentario:

  1. wuoooo que bien se lo monta Jose :) y da gusto leer el reportaje, de muy fácil lectura y lleno de entusiasmo e ilusión...me alegro mucho chicos :D, felicidades a los dos

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