lunes, 18 de febrero de 2013

Erasmus: Fin. ¿Fin?

Hoy es una de esas noches en las que a pesar de ser ya las tantas no tengo sueño. Una de esas madrugadas en las que me paro a pensar en lo que he vivido durante estas últimas semanas y me doy cuenta de veras de cómo ha cambiado todo desde que volví de Milán.

Sé que últimamente he tenido mi blog bastante abandonado (de hecho, tengo un par de entradas pendientes además de esta, que publicaré en breve), y lo siento, pero lo cierto es que no solo se me estropeó el ordenador, el mismo que me ha estado dando problemas durante casi todos estos meses, desde finales de noviembre más o menos (desde hace pocos días, por fin, ya lo tengo operativo), sino que además casi no he tenido tiempo para conectarme hasta que no he vuelto a Barcelona. Así es: volví de mi querido Erasmus el pasado jueves 7 de febrero, y recomencé las clases en la UAB el lunes 11 (por cierto, ¡todo aprobado en este primer semestre, tanto las asignaturas de Milán como las que cursé a distancia!). Mi regreso fue algo duro, ¡qué mal lo pasé cuando tuve que marcharme y despedirme de todo el mundo!

Echaba de menos mi casa, mi familia, mis amigos, el clima barcelonés... Y aun así, una vez aquí, no puedo evitar sentirme vacía, incompleta; una parte de mi corazón se quedó allí, en Milán. Ya me muero de ganas de volver.

Mi Erasmus llegó a su fin. Sí, se acabó. Se acabaron las visitas al Simply Market, los paseos en tranvía por el centro de la ciudad, la polenta, las galletas Pan di Stelle, los infinitos tipos de salsas y pastas, estar a unas cinco paradas de la Piazza del Duomo y dar miles de vueltas por allí, el café (sí, el buen café), escuchar a todo el mundo hablando en italiano a mi alrededor... Todo. Mi aventura milanesa finalizó tan pronto como tomé el avión de regreso a casa la tarde del pasado 7 de febrero.

Pensaba que tardaría en echar de menos la capital lombarda, pero la morriña no se ha hecho esperar. Me gustó todo: la universidad en la que estuve, las personas estupendas a las que conocí y me encantó estar viviendo en el norte de Italia.

Llegué a Milán con los bolsillos vacíos y he vuelto a Barcelona con una maleta llena de recuerdos...

Pero ¿es este el fin? No, no y no. Quiero pensar que en breve volveré a Milán, mi Milán.

No hay comentarios:

Publicar un comentario