viernes, 16 de marzo de 2012

Intangible

Cierra los ojos un momento. Vuélvelos a abrir. ¿Qué tontería, verdad? Repite el ejercicio. Ciérralos otra vez. En esta ocasión, cuenta hasta diez antes de abrirlos de nuevo. Levántate. Palpa tu alrededor y deléitate con las texturas que te rodean. Deja que la pared te transmita su temperatura. Vuélvelos a abrir. Piensa en un olor que te guste especialmente y acude en su búsqueda. Una taza de café, el olor a hierba recién cortada, la colonia de esa persona especial, el olor a lluvia... Una vez que lo encuentres, siéntate, mantén una postura relajada, e inspira lentamente. Siente cómo el aire llena poco a poco tus pulmones. Cómo ese olor se funde en tus entrañas. Exhálalo en un suspiro cálido que se contraste con la temperatura exterior. Deja que el viento despeine tus cabellos, y permite que este, con su silbido, te susurre al oído los secretos de la naturaleza.

Por un momento —¡o dos!—, presta atención a todo aquello que te rodea. ¡Descubrirás tantas cosas que ignorabas que estuvieran ahí, que permanecían invisibles ante tus ojos por la rutina frenética en la que te ves inmerso día tras día y que tan cegadora puede resultar a veces...! No te limites con deleitarte visualmente. Escucha a tu ''yo'' más profundo. Coge papel y lápiz, y comienza a escribir cómo te sientes y cómo te gustaría llegar a encontrarte en un futuro próximo. Fíjate un objetivo y lucha por llegar a él. Hazlo por ti y para ti. Al fin y al cabo, tú eres la única persona con la que tendrás que estar durante el resto de toda tu vida.

Desea. ¿Qué hay de malo en ello? El deseo es intangible. Puedes recrear en tu mente las mismas acciones una y otra vez. Puedes llegar a sentirlas vivamente, como si estuvieran sucediendo, si te concentras en dibujar cada escena, en bordar cada lienzo. Son intangibles, pero se sienten tan reales, que parece que puedas sumergirte en ellas en cualquier momento...

Como dijo Antoine de Saint-Exupéry, padre del Principito, no se ve bien sino con el corazón. Lo esencial es invisible a los ojos.

Intangible; siempre me ha gustado esa palabra. Hacía tiempo que quería escribir algo con ese título.

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