miércoles, 1 de mayo de 2013

PostErasmus: Mi (primera) vuelta a Milán

Si hay algo que caracteriza a los estudiantes que alguna vez han participado en un programa Erasmus es que todos afirman que desearían volver a esa ciudad extranjera donde tuvieron la oportunidad de cursar una parte de su carrera universitaria, ni que sea por una vez en la vida.

Cansada de vagar por las inmediaciones de la UAB y mi facultad sin pena ni gloria, harta de este segundo semestre de mi tercer año, en el que sinceramente son realmente pocas las asignaturas que me están gustando –por no decir ninguna, aunque tampoco es que sea así– y en cierto modo con la depresión postErasmus aún presente –os sorprenderíais con la de páginas web que afirman que existe un síndrome o depresión por la que pasan la mayoría de los estudiantes al volver a casa, tenéis un par de artículos acerca del tema si hacéis clic aquí y aquí... Yo me abstengo de opinar, más que nada porque no quiero irme por las ramas, así que juzguen ustedes mismos–, el pasado 18 de abril volví a aquella maravillosa ciudad en la que en su día tejí tantos sueños que se hicieron realidad, Milán, y a su hermosa provincia, concretamente a Cernusco sul Naviglio, un pueblo precioso que me encanta.
A pesar de que por culpa de mis obligaciones académicas mi vuelta a Milán fue breve, esta resultó de lo más emocionante; no solo volví a la facultad –ya en calidad de exalumna–, en la que pude saludar a algunos de mis antiguos compañeros, profesores y conserjes –al ser viernes, por desgracia no estaban todos–, sino que además volví a pasar por la que durante medio año de mi vida fue mi calle; Via Nicola d'Apulia. Debo admitir que cuando me paré delante de la puerta de mi antigua casa, sin ánimo de sonar melodramática ni exagerada, una sensación extraña se adueñó de mí; era como si no entendiera cómo era posible que ya no tenía las llaves que abrían aquella puerta, cómo podía ser que en el buzón ya figurasen otros nombres –aunque nunca llegué a tener el mío–. A pesar de que en el pasado perdí la cuenta de las veces que maldije aquella casa, en la que nunca acabé de sentirme cómoda del todo y cuya zona de Milán nunca acabó de gustarme, por un momento eché de menos seguir allí. ¡Son tantas las vivencias inolvidables que experimenté en aquella calle y en aquel hogar! ¡Fue allí donde nacieron y dieron fruto tantas historias que me acompañarán para siempre!
Tuve la oportunidad de regresar a mi rincón favorito de Milán, la Piazza Duomo. Cuando vivía en la ciudad y no sabía dónde ir siempre acababa allí, ya fuera para echar un vistazo a las tiendas de la Galleria, mirar souvenirs –en el fondo yo también soy una turista–, ojear libros en la Mondadori o la Rizzoli, tomar algo en el Autogrill o comer un trancio di pizza en Spizzico, entrar en el Duomo o simplemente contemplar su infinidad de detalles; de hecho, tengo que admitir que nunca dejaba de encontrarle algo que no hubiera visto anteriormente, ya fuera por dentro o por fuera. Tampoco la Galleria me dejaba indiferente, al contrario; al igual que el Duomo, cuanto más la veía más me fascinaba.
Tenía una duda existencial y tenía que resolverla sí o sí; ¿habrían acabado ya las obras del Castello Sforzesco? Por culpa de ello no pude ver bien la fachada principal durante mi estancia. Y por suerte, así fue y aquí lo tenéis:
Echaba tanto de menos ver pasar y oír el viejo tranvía... Como en mi antigua calle había una parada, me acostumbré a vivir con su sonido de fondo, fácilmente perceptible desde mi ventana.

Oh, y qué bonita es Cernusco.
¿Tardaré mucho en volver a Milán de nuevo? En realidad se trata de una pregunta trampa, y es que ya hace bastante tiempo que tengo los billetes comprados para regresar dentro de un par de semanas... Pero mi aventura en línea termina aquí; a no ser que ocurra algo insólito durante mis idas y venidas de la ciudad –può darsi–, no lo redactaré por aquí. Me gusta compartir con vosotros mis experiencias en el extranjero, pero no hago más que relataros lo esencial –bueno, tal vez un poquito más, quizá porque me caéis bien–. De todos modos, no estoy diciendo que vaya a cerrar el blog, ¡en absoluto! Mi actividad, como hasta ahora, seguirá. No sé si con mucha frecuencia, ya que por culpa de la universidad apenas tengo tiempo ni inspiración, pero intentaré abarcar varios temas que puedan ser de vuestro interés y de vez en cuando compartiré con vosotros algún artículo o narración de creación propia; recordad que podéis juzgarme y corregirme si lo creéis conveniente, y que toda sugerencia será leída y aceptada.

PD: Os dejo con dos carteles que se encuentran actualmente en el metro de Milán. Ambos pertenecen a una campaña publicitaria para fomentar el turismo de Finlandia. Me gustaron tanto que no pude evitar hacerles una foto, tanto por las imágenes como por los mensajes que en ellas se muestran. Os animo a que las observéis y me digáis cuál de las dos os gusta más y por qué. :-) :

''Si naces en un bosque llevas dentro de ti un rasgo animal''.
''Cuando toda tu vida has vivido cerca del mar, no puedes vivir sin él''.

¡Hasta la próxima!

1 comentario:

  1. Buenas tardes.

    Milán es de las pocas ciudades que no he visto de Italia ¡qué bonita!

    Salud!!

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