martes, 7 de septiembre de 2010

Vuelta al cole para unos, un día cualquiera para otros


Hoy martes 7 de septiembre la mayoría de niños españoles (y no tan niños) han empezado el colegio. De buena mañana me han despertado sus llantos y gritos mientras se dirigían a lo que en esas edades es lo más parecido a una cárcel, el colegio. Allí están retenidos en contra de su voluntad y no pueden salir hasta que no transcurre un cierto tiempo determinado. Sin embargo, gracias al colegio interactúan con otros como ellos y nacen los primeros vínculos afectivos. Amistades, enemistades, amores, desamores... viven tanto momentos de alegría como de inaguantable tensión. Momentos que poco a poco les llevarán a la madurez, estado al que unos se aproximarán antes que otros... o directamente ni alcanzarán.

Por otra parte, los niños no sólo harán amigos en el colegio, es más, evidentemente no van por este motivo sino que también adquirirán unos importantes conocimientos que de no ser por ellos su vida sería más complicada y fatídica. La tabla del ocho, leer un libro, qué hay más allá de nuestras fronteras, descubrir la belleza de La Tierra e incluso lo que existe fuera de ella...

Históricamente hablando (Uff, ¡Si mis profesores de historia vieran esto! Siempre fui un cero a la izquierda en esa asignatura, aunque debo admitir que me apasiona la Edad Antigua), no hace tanto tiempo que el hecho de que un niño vaya al colegio sea de sentido común. En el siglo XIX, con la llegada de la revolución industrial a Estados Unidos, el trabajo infantil se disparó y era aceptado por la sociedad en general. Si buscáis fotos en Google, podréis ver imágenes muy tristes e incluso desgarradoras. Desgraciadamente, a día de hoy todavía no se ha erradicado todo esto y en muchos países en vías de desarrollo (y no tan tercermundistas necesariamente, también urbanizados) existe la explotación infantil. Niños que no van a la escuela porque tienen que sacar adelante a su familia sea como sea. Criaturas que no conocen los dibujos animados, ni los juguetes, ni qué es compartir sonrisas con los suyos. A mí me da muchísima lástima todo esto, y creo que a cualquier persona civilizada también.

Los niños que van al colegio se quejan de lo pesadas que se hacen las clases, y es que estar encerrados atendiendo unas explicaciones aburridas en lugar de jugar o ver la televisión... no, no es una idea muy seductora. A mí también me pasaba... ¡A mí y a todos! No es hasta pasados unos cuantos años que te das cuenta de lo afortunado que eres y lo útil que ha sido todo lo que has ido aprendiendo. Y de repente, con dieciocho años o apunto de cumplirlos (como yo), te plantas en la universidad... o dondequiera que te lleve el corazón. ¡Cuánto tiempo has estado luchando para conseguirlo, cuánto esfuerzo has dedicado para llegar a ello! Ahora sí que sí, ¡Estudiarás lo que te gusta! Habladle de la posibilidad de ir a la universidad a un niño de seis años, a ver qué dice... pero no creo que le tiente mucho, es más, creo que su respuesta podría muy parecida a la de Lucía, una ''adorable'' niña que, cuando los medios le preguntaron qué quería ser de mayor, afirmó que le gustaría ser veterinaria. Y, sin pelos en la lengua, añadió: ''y mi mayor deseo siempre ha sido que el colegio sea destruído por una bomba de destrucción''... jajaja.

Una vez me dijeron una sencilla frase que capta la realidad como anillo al dedo: La vida es una escuela. Aunque hayamos finalizado nuestros estudios... nunca, nunca dejaremos de aprender. Y no, jamás nos iremos a la cama sin haber aprendido alguna cosa nueva. Aunque sea algo que aparentemente pueda parecer insignificante... es posible que más tarde le veamos su utilidad. Y sino, caerá donde habita el olvido... hasta que algo o alguien nos haga recordarlo.

Es el primer año que la ''vuelta al cole'' no me afecta. 2010 ha marcado el fin de mi etapa escolar y a su vez supondrá el inicio de una nueva, mi vida universitaria. El 20 de septiembre empezaré Traducción e Interpretación en la Universitat Autònoma de Barcelona. ¡Otro día os contaré por qué escogí esa carrera! Pero lo cierto es que hoy se me ha hecho un poco raro no haber ido al colegio, como el resto de años. Sin embargo, ahora sólo me queda esperar un poco y disfrutar de mis últimas semanas de libertad. ¡Oh, cómo echaré de menos la buena vida! Pero qué ganas tengo de aceptar y vivir este nuevo desafío...

1 comentario:

  1. Yo ya ni me acuerdo de mi etapa escolar que quieres que te diga :$ la olvide así de fácil jaja quizás porque no estaba cómoda? puede ser... cuando no estás bien en algún lado es lo que pasa, que lo olvidas todo, completamente todo, pero bueno, que le vamos hacer xD así soy yo jaja. En fin, yo más que luche nunca podré llegar a lo que quiero estudiar :$ soy una patata en el tema estudio... en fin. Pues ale ya tienes el número 6 de visitante y mi comentario como de costumbre xD ahora a ver si me acuerdo de guardar la dirección de tu blog :$

    ResponderEliminar